Un producto ecológico, biológico u orgánico está certificado y lleva el sello ecológico correspodiente según el reglamento de producción ecológica.
La producción ecológica está basada en el respeto al medio ambiente y establece unos requisitos básicos de producción, etiquetado y control de los productos procedentes de la ganadería, acuicultura y agricultura.
Todos los productos ecológicos respetan el entorno, mejoran la vida de los animales y aportan al consumidor mayor cantidad de nutrientes porque mantienen los ciclos naturales de crecimiento tanto en la agricultura como en la ganadería, además de que eliminan los residuos que conllevan los alimentos y que se acumulan en nuestro organismo (fertilizantes, plaguicidas, hormonas, antibióticos...).
La excepción
Los tarritos de pescado no tienen el sello ecológico europeo y te contamos por qué: la legislación europea no permite que los pescados salvajes sean considerados como ecológicos al no poder controlar su dieta en libertad.
Es por ello que los tarritos que llevan merluza salvaje (un pescado que no es posible tener por piscicultura) no pueden tener este sello.